La consejera de Derechos Sociales y las entidades que representan a las residencias de mayores defienden el compromiso y profesionalidad del sector
Pamplona-Iruña, 1 de junio de 2020
La incidencia de la COVID-19 en las residencias de mayores de Navarra coincide con la registrada en el resto de la población de las zonas en la que están situados los centros. Así se desprende de un informe elaborado por el Observatorio de la Realidad Social, dependiente del departamento de Derechos Sociales, sobre la incidencia de la COVID-19 en las residencias de personas mayores de la Comunidad.
El informe ha sido presentado esta mañana en el trascurso de una rueda de prensa conjunta de la consejera de Derechos Sociales, Mª Carmen Maeztu, con Rafael Sánchez Ostiz, representante de la Asociación Navarra de Entidades Asistenciales (AENA), y Eduardo Mateo, representante de LARES, las dos asociaciones mayoritarias del sector residencial de Navarra, que agrupan a un total de 64 centros.
En este sentido, las áreas de mayor impacto de casos positivos entre la población general han sido Pamplona / Iruña, Tafalla y Tudela y Zona Noreste. Coinciden con las de mayor incidencia en residencias, aunque en este caso Tafalla se coloca por delante de Pamplona y la Zona Noreste por delante de Tudela. En los casos de fallecimientos, la zona más castigada ha sido la de Tafalla, con un 12% de muertes por COVID-19 entre las personas residentes, seguida de Pamplona y Comarca, con un 9,5%. A continuación, Tudela y la Zona Noreste. Por el contrario, Estella-Lizarra y la zona Noroeste destacan por ser las zonas de menor incidencia en la población general y también en los centros residenciales.
Los datos en las residencias de mayores mejoran día a día, con un 90% menos de casos que en el pico de la enfermedad. Las altas epidemiológicas superan ya las 900 personas y sólo 7 positivas permanecen hospitalizadas, mientras que otras 89 están siendo atendidas en las propias residencias. Con la salida del Balneario de Fitero de las 4 últimas personas el pasado jueves, ya no queda ninguna persona mayor en los recursos intermedios habilitados y el 72% de los centros existentes (51 de los 71) no tienen casos.
Tamaño de los centros
Además de esta conclusión, del informe del Observatorio se desprende también que no se puede establecer una correlación clara entre el tamaño de los centros y la incidencia de la pandemia. De hecho, los centros de tamaño intermedio presentan menos casos que los más pequeños. Además, dentro del grupo de las grandes residencias, aquellas con más de 175 plazas presentan un porcentaje menor que las situadas en la franja de 100 y 175 plazas.
Así lo corroboran los datos. En este tiempo ha fallecido el 9,4% de las personas que residían en centros de más de 175 plazas, frente al 10,2% en centros que cuentan entre 100 y 175 plazas, mientras que en las residencias más pequeñas, ha fallecido el 5,3% de las personas en los centros de menos de 50 plazas, y un 3,6% de las que vivían en centros con un número de plazas entre 50 y 99. Lo mismo se puede afirmar respecto a los casos de contagio.
Radiografía de la COVID-19 en las residencias de mayores
El informe hace también una fotografía de la evolución de la pandemia hasta el 15 de mayo. Así, el número de positivos hasta esa fecha es de 1.266, lo que supone un 21.7% del total de las 5.835 plazas existentes en Navarra. No obstante a día de hoy el número de personas positivas ha bajado hasta 96 y solo 7 de ellas se encuentran hospitalizadas, lo que supone un descenso del 90% desde el pico más alto de la pandemia, el 13 de abril. En paralelo, aumentan las altas epidemiológicas en las últimas semanas, que en este momento suman 901 personas.
Por otra parte, las personas fallecidas hasta el 15 de mayo alcanzan 260 confirmadas y 163 con síntomas compatibles no confirmados. A éstas se suman 12 más fallecidas en los últimos 15 días.
En relación a los equipos profesionales, las bajas causadas por COVID-19 han supuesto el 24,1 % de la plantilla, 740 personas de un total de 3.073, de las que 1.191 trabajan en centros situados en Pamplona y Comarca. En las últimas semanas, el número de personas de baja ha descendido de manera notable, hasta los 120 de este momento, lo que supone apenas un 4% de la plantilla total.
Auditoría
El informe presentado hoy es una primera aproximación a una auditoría de todo lo realizado por el departamento de Derechos Sociales durante la pandemia. “Esta auditoría –ha señalado la consejera- permitirá conocer en profundidad la situación de las residencias de personas mayores y de personas con discapacidad, sus actuaciones durante la crisis de la COVID-19 y las circunstancias que pudieron determinar mayor o menor incidencia. También identificará una categorización por grado de riesgo”.
A partir de los datos que aporte dicha auditoría, se formularán propuestas y recomendaciones de mejora. También permitirá determinar alertas tempranas y propondrá mejoras que han de aplicarse para mitigar los efectos de crisis similares en el futuro.
“Debemos aprender de nuestros éxitos y fracasos para estar mejor preparados para la próxima pandemia que ocurrirá inevitablemente. Esa será también una forma de honrar a las personas fallecidas”, ha concluido la consejera Maeztu, quien ha agradecido la implicación de los profesionales de las residencias en los últimos meses “por su compromiso, sensibilidad y trabajo para procurar el bienestar de nuestros mayores, en unas condiciones tan complejas, y todo el esfuerzo realizado para controlar y revertir la COVID-19 en los centros”.
La consejera y la representación del sector han querido también lanzar un mensaje de confianza, frente a la idea equivocada que asocia lo sucedido en los centros a una mala práctica, y ha defendido la profesionalidad de las personas que se ocupan de los cuidados de las personas mayores, así como del papel de la administración pública para asegurar el correcto funcionamiento de los mismos. “Hemos estado en permanente comunicación con las entidades y los centros, hemos hecho un trabajo coordinado y tomado las decisiones necesarias según el contexto, de forma conjunta. No siempre ha sido fácil porque no teníamos un antecedente que nos orientara. Pero creo que hemos hecho lo correcto en cada momento”, ha indicado.
Confianza en el sector
En este sentido, la consejera y las entidades que representan al sector residencial han mostrado su preocupación por el posible deterioro de la imagen del sector o el peligro de estigmatización de algunas residencias y han dejado bien claro que en esta imagen negativa en nada se corresponde con la realidad.
“Queremos hacer llegar un mensaje de confianza en los centros y sus profesionales y de tranquilidad hacia la ciudadanía. Lo sucedido en Navarra no es excepcional y ha ocurrido en otras muchas ciudades y países. No olvidemos que estamos ante una pandemia mundial”, ha señalado Maeztu.
Por su parte, Rafael Sánchez Ostiz, en representación de ANEA, que agrupa a 27 centros residenciales con cerca del 50% de las plazas residenciales en Navarra, ha tenido palabras de reconocimiento hacia las personas residentes y sus familias: “Han sido un ejemplo de resilencia, frente a las drásticas medidas que se han tenido que implantar para frenar la enfermedad. También ha puesto en valor la dedicación y esfuerzo personal de las trabajadoras, “por encima de lo exigible, para dar la mejor calidad de vida posible a las personas atendidas en esta situación excepcional”. “Ningún centro ha escatimado recursos humanos y económicos para hacer frente a la crisis sanitaria que se ha cebado con las residencias de mayores. La comunicación y coordinación con el Departamento de Derechos sociales ha sido permanente”, ha concluido.
Eduardo Mateo, en nombre de LARES, que agrupa a 37 residencias en distintos puntos de la Comunidad foral ha afirmado que “no tiene conclusiones claras sobre las causas del comportamiento desigual del virus en los centros residenciales”. “El sistema de trabajo en nuestros centros sigue patrones similares. Todos están inmersos en la implantación del modelo de cuidados centrado en la persona, aplican las ratios de personal estipulados por el Gobierno de Navarra, tienen proyectos de cualificación y formación del personal comunes y, sin embargo, la afectación en el contagio ha sido muy distinta. Lo mismo podemos decir respecto al tamaño de los centro”, ha señalado, coincidiendo con las conclusiones del informe. “Sin embargo, ha habido un elemento común, el modelo de trabajo, realizado desde la humanidad, el cariño y la constante comunicación. La escucha, mantener rutinas y hábitos saludables y cierta normalidad han sido imprescindibles”, ha indicado.
Todas las partes han coincidido en la necesidad de seguir trabajando y creando sector y han tenido palabras de reconocimiento, recuerdo y cariño a todas las personas que han fallecido y a sus familias.
En 2037 el 25% de la población navarra será mayor de 65 años
El informe del Observatorio de la Realidad Social ahonda también en otros datos que reflejan la situación de envejecimiento de la población en el territorio foral. En la última década, el envejecimiento la población en Navarra ha subido en 2,2 puntos y seguirá haciéndolo ya que las proyecciones de población realizadas por el INE indican que en 2037 el 25% de la población navarra será mayor de 65 años.
También se intensificará el fenómeno del sobre-envejecimiento (personas que alcanzan los 80 años respecto a los que han llegado a 65). El índice de sobreenvejecimiento se situaba en Navarra en 2010 en el 31,9% y en 2019 ha alcanzado el 32,2%, por encima de la media española que está en el 31,6%.
En 2037 cerca de 70.000 personas superarán los 80 años y en torno a 750 serán centenarias en Navarra.
Este fenómeno debe ser tenido en cuenta en la planificación e implementación de políticas públicas por las importantes repercusiones socioeconómicas y culturales que implica. También en atención a la dependencia. Según los datos que el Departamento publica mensualmente en su web en diciembre de 2019 la franja de 80 a 94 años representa el 54,5% de la población total dependiente en Navarra.
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